¡MADRE!

El cineasta ha dicho que la película alberga una gran cantidad de huevos de pascua y elementos simbólicos para que el espectador teja su propia interpretación de la historia. Así que, además de las dos analogías antes mencionadas, yo propongo una tercera: el director plasmó en la obra de manera brutal cómo es el proceso creativo de un artista. Esta visión de la película es  importante dado que retrata con honestidad –e incluso realismo– el arduo proceso que vive un creador al embarcarse en cada obra. Y no dudo en afirmar que incluso esta película pueda convertirse en el principal referente, fundamental y obligado, para toda persona que quiera convertirse en artista, incluso para quien ya lo es, pues te advierte de aquello a lo que te vas a enfrentar y, más importante aún: deja en claro el motivo por el que, a pesar de todo, aceptas semejante desafío.

El violento camino de la creación 

La historia explícita en la película es la de un escritor de renombre que se retira al campo para poder concebir su siguiente obra, pues sufre de un bloqueo creativo. En la trama, su esposa cumple el papel de la musa. Desde el inicio del filme, ella restaura con minuciosidad la casa, pinta con absoluta dedicación y mantiene el ambiente de un verdadero hogar, acogedor, cálido y funcional para la pareja.

Como ya lo ha dicho el director y una buena cantidad de críticos, son muchos los elementos simbólicos que hay que desentrañar, pero en la interpretación que propongo, Ella adquiere el papel de la inspiración, aquello que mantiene en funcionamiento al Creador (en esta ocasión, siguiendo el argumento del largometraje, hablamos del proceso de un escritor, pero puede aplicar a cualquier tipo de artista).

Los simbolismos

La casa, por tanto, sería la mente del escritor, su refugio, el lugar en donde se crean las historias, en donde sucede el proceso de asimilación del mundo exterior, se trabajan las ideas y se produce una tesis para plasmarla en papel y compartirla.

Es así que, bajo esta teoría, las personas que llegan a invadir la casa de la pareja no son más que los propios personajes del escritor. Desde el momento de su creación,  comienzan a habitar la mente del Creador y, dado que su construcción los dota de voluntad, comienzan a actuar de manera libre, por lo que se inmiscuyen en la vida de los protagonistas, rompen cosas y son ellos mismos  sin que les importe ser expulsados, pues el dueño de la casa los creó: están bajo su protección. 

A quien más incomodan, por supuesto, es a Ella (inspiración), pues los personajes incomodan la mente del autor, lo hacen cuestionarse, lo sacan de su zona de confort, lo obligan a reflejarse en ellos mismos y a observar lo más detestable de la humanidad. Conforme los personajes se adentran en el hogar (la mente) del escritor, Ella (la inspiración) se enfada más, porque su esposo no termina por imponer su voluntad. No pone orden. No crea. Ella se lo hace saber de manera enérgica, obligándolo a imponerse sobre los personajes, que ya han destruido buena parte de la casa y de su relación de esposos (creación e inspiración).

En ese momento, en un arrebato impetuoso (lo que podríamos llamar propiamente la verdadera inspiración, el momento de mayor creatividad en el proceso creativo) el autor corre a los personajes y se queda a solas con Ella, lo cual da paso a la concepción (en la película, se trata de la concepción de un hijo, al mismo tiempo que la concepción de una obra, pues él por fin termina el texto que estaba escribiendo y se lo muestra a Ella).

En este punto del proceso creativo, el autor logra dominar a los personajes e imponerse como autor, dueño de su casa (su mente) y de su trabajo. Así, se crea la obra (el hijo que ha concebido con la inspiración). Sin embargo, después de este arduo proceso, falta aún la parte más dura: entregar la obra a los lectores.

En el filme, Ella está a punto de dar a luz al mismo tiempo que el escritor publica su obra. Sus admiradores descubren la dirección de su domicilio y comienzan a llegar en hordas cada vez más grandes. Ella teme por la casa, por su vida familiar y por su hijo. Todos alaban al escritor y, aunque él promete que todo está bajo control y que su prioridad es Ella, realmente está entregado a sus lectores. La masa logra irrumpir una vez más en su hogar (su refugio, su cotidianidad) y comienza a apropiarse de él, a destruirlo. También aparece la editora, quien explota al escritor, lo entrega a los medios, le exprime hasta la última gota.

El lado oscuro del proceso creativo

De repente, se desata la guerra… Hay explosiones, soldados, muertos… Podemos comprender esta parte (que posiblemente sea la más difícil de descifrar) como la forma en que la mente del escritor concibe lo que somos como humanidad. Lo más violento y brutal de nuestra especie es percibido por todo Creador: habita su mente, la destruye y, al mismo tiempo, es lo que lo incita a seguir creando. 

Creador e Inspiración logran refugiarse en el estudio. Ella da a luz en el escritorio (analogía de dar vida a la obra) y, desde el momento en que tiene a su hijo en brazos y lo amamanta, no lo suelta, no quiere dárselo ni un momento al padre, pues sabe que lo entregará. 

Debido al cansancio propio de la creación, la Inspiración se queda dormida, y cuando despierta, el Creador se ha llevado su obra. Este es el punto que da sentido a todo el proceso creativo: muchos aseguran que un escritor puede escribir para sí mismo, por el mero gusto, pero la verdad es que el objetivo de elaborar un mensaje y dedicarle tantos meses o años de vida, es para compartirlo con los demás. Y eso es lo que el Creador hace: entrega su bebé (su obra) a sus lectores. Y, ¿qué es lo que ellos hacen con él? Lo asesinan y lo devoran. Los años de trabajo, desvelos, sacrificios y esfuerzo terminan en apenas un par de minutos en las manos de los consumidores de una manera obscena.

Ella intenta salvarlo, y mientras va en su búsqueda, se muestra cómo las huestes han desarrollado todo tipo de sectas, ideologías e interpretaciones sobre el autor y su obra. Nada que ver con lo que él pretendía expresar (así como ha sucedido a lo largo de la Historia con las religiones, con la literatura y el arte en general, y con la propia película de Aronofsky, como estamos haciendo en este momento).

En el camino, la multitud golpea a la Inspiración brutalmente hasta estar a punto de matarla. Ella logra llegar a la caldera de la casa y decide prenderle fuego. Una vez carbonizada, lo único que le queda es su corazón, que entrega al Creador en forma de piedra preciosa. ¿Qué significa esta piedra en el proceso creativo? Bien podría ser la satisfacción del autor luego de haber concluido el proceso.

¿Recuerdan la escena en la que los personajes entran al estudio y rompen la piedra anterior? Pues es precisamente el momento en que el orgullo por haber concluido una obra se acaba. Son los propios personajes quienes erradican ese orgullo con el fin de que el autor mantenga la necesidad de seguir trabajando, de buscar esa satisfacción de terminar con una nueva obra. 

Otro detalle que no hay que olvidar es el polvo amarillo que Ella consume para aliviar la tensión. En el proceso creativo, está más que claro que podría tratarse  de cualquier droga que utilice un escritor para concentrarse o para estimular la creatividad, pero en lugar de una sustancia también podría tratarse del propio consumo de arte, que hace fluir mejor la creatividad, relaja los sentidos y exalta la producción de ideas.

El proceso vuelve a comenzar

Es así como la película termina en el inicio del proceso: con la casa reconstruida y una nueva musa procurando su estabilidad. El escritor vuelve a vivir todo el recorrido, de principio a fin, cada que se embarca en una nueva obra. Por tortuoso que parezca, por destruida que quede la casa al término de cada proceso, el mismo autor lo aclara: “esto es lo que soy, esto es lo que le da sentido a mi vida”. 
Esta película retrata a la perfección el proceso creativo de un artista, pero aquí sólo te comparto una interpretación personal, muy lejos de pretender colocar un punto final al debate y análisis de ¡Madre!, pues como es evidente, esta obra no tiene límites. Estoy seguro de que a medida que crezca la carrera de Darren Aronofsky, recurriremos una y otra vez a sus obras para seguir extrayendo reflexiones de su apasionante y perturbadora visión del ser humano. Si no has visto la película, corre a verla. Si la viste y no te gustó, espero haberte dado muchas buenas razones para darle una segunda oportunidad. Si la viste y te gustó, estoy seguro de que habrás descifrado alguna otra interpretación que aún no se analizado a profundidad. En una de esas te contagias con el exquisito virus de la creación.

¿Te atreves a vivir en carne propia el proceso?