8–12 minutos

Pobres Criaturas

El horror de la condición humana

Pobres Criaturas

Yorgos Lanthimos (2023)


El ser humano vuelve cada cierto tiempo a los mitos fundamentales. Reconfigura su condición, se observa desde la lejanía y se contempla como un experimento producto de su propio imaginario.

Es un personaje inventado por sí mismo y, como tal, necesita reescribir el discurso para darle actualidad a su propia concepción.

Trama

La película “Pobres criaturas” (dir. Yorgos Lanthimos, 2023) cuyo guion fue escrito por Tony McNamara, está basada en la novela homónima de Alasdair Gray (1992), y es un claro ejemplo de esta reconfiguración. La historia presenta a Bella, una joven de la alta sociedad que en su vida anterior cometió suicidio tirándose a un río. Su cuerpo fue rescatado por Godwin Baxter, un científico excéntrico que remite al famoso Dr. Victor Frankenstein. Al momento del suicidio, la mujer estaba embarazada y el bebé sobrevivió. En el mismo tono de horror científico que la novela de Mary Shelley, Godwin termina por colocar el cerebro del bebé en el cuerpo de la mujer recién fallecida para reanimarla. Por tanto, un nuevo ser humano experimentará el mundo por primera vez, pero en el cuerpo de una mujer adulta.

¿Por qué no simplemente rescatar a la criatura no nacida y cuidarla como cualquier otro ser humano? Porque el afán de God (Dios) no era rescatar a la joven, sino demostrar que podía traerla nuevamente a la vida con sus propios métodos. En este punto, nos viene a la mente el diálogo de David (Michael Fassbender), el androide de Prometheus (2012) respecto a su origen:

  • ¿Por qué fui creado?
  • Porque podíamos.
  • ¿Se imagina lo decepcionante que sería para usted escuchar lo mismo de su creador?

Esta es justamente la actitud con la que operan tanto Godwin como el Dr. Frankenstein, y muchos de los seres humanos con el poder de la ciencia en sus manos, lo cual ocasiona una perversión en el curso de la naturaleza y provoca horror como el monstruo de Frankenstein, la bomba atómica o el exterminio sistemático del holocausto. 

El extrañamiento del espectador ante la idea de experimentar el mundo con un cuerpo ya desarrollado, además de las posibilidades psicológicas de este recurso, nos permiten cuestionar en gran medida la forma en la que la sociedad nos moldea.

Frankenstein feminista

¿Por qué volver al mito de Frankenstein, pero ahora desde la perspectiva de una mujer? A pesar de que ambas historias presentan la premisa de un cadáver reanimado, el hecho de hacerlo desde el cuerpo femenino representa un cambio exponencial. Descubrir y decidir sobre el propio cuerpo, tener libertad financiera, estudiar o experimentar la sexualidad, son derechos por los que muchas mujeres luchan día con día.

El filme nos muestra a Bella en su mundo cotidiano, recluida en la mansión del Dr. Baxter, a merced de sus métodos pedagógicos, sus horarios y sus hábitos. Él le impide conocer el mundo exterior, en un acto de aparente protección. Lo único que conoce Bella es lo que Godwin aprueba. El símil funciona con cualquier sistema: los padres, la religión, el gobierno, la economía o la historia oficial.

Cuando está en soledad, vemos a Bella experimentar su cuerpo y disfrutar sin tapujos, satisfacer sus pulsiones libremente, hasta que interfiere la represión por parte de la empleada del Dr. Godwin y él mismo. Todo ser humano pasa por este filtro moral en que la sociedad, la escuela y los padres determinan lo que es “bien visto” o “correcto”, pero claramente los parámetros han sido distintos para hombres y para mujeres. La masturbación, el tipo de ropa, la forma de hablar y las actividades que uno u otro pueden practicar han sido determinados de manera sexista, y el ejercicio de volver al mito de la criatura enajenada nos ayuda a cuestionar nuestras prácticas desde el extrañamiento, y reconsiderar hasta qué punto estamos de acuerdo con tal dinámica. 

Conforme Bella aprende el lenguaje y descubre sus capacidades, va conformando su libre albedrío; algo contra lo que ni el propio Dios tiene poder. Frente al criterio y el raciocinio, los sistemas opresores caen. Bella descubre el placer de su sexualidad y, al ser seducida por Duncan, un vanidoso y mujeriego abogado, acepta tener una aventura con él. No pide permiso a Godwin, únicamente le anuncia su decisión. Godwin no sólo no intenta retenerla, sino que le da dinero para que sobreviva en el exterior. Este gesto nos demuestra que él confía en la aguda inteligencia de Bella. Además, Godwin sabe que no puede detenerla, pues ella intentará por todos los medios escapar de su cautiverio y conocer el mundo. Godwin también nos hace ver que está orgulloso de “su creación” y que prefiere verla en libertad, poniendo en práctica su libre albedrío, que tenerla recluida y limitar su potencial. 

El horror de la condición humana

Si el ser humano se mantuviera en cautiverio, estaría protegido de las amenazas del mundo, pero sería antinatural. Como animales sociales, necesitamos del resto para sobrevivir como especie, lo cual conlleva necesariamente conflictos, y también requiere de una ávida inteligencia para no sucumbir.

Al salir de su cautiverio, sobre todo sin el adiestramiento que recibe habitualmente un ser humano, Bella se enfrenta al mundo con la única arma de su inteligencia, y se da cuenta de que la vida es injusta. Así como suele suceder en la adolescencia, Bella desarrolla su juicio, conoce el alcohol, disfruta de su sexualidad y también descubre otras formas de pensar. Aquí es cuando conoce a Martha y Harry, dos personas que disfrutan de la filosofía y no juzgan la manera de ser de Bella; ven la vida con un criterio distinto y no son superficiales o falsos como otras de las personas con las que se topa.

En su viaje por Lisboa, Duncan se entrega al alcohol y las apuestas, mientras Bella refuerza su relación con Martha y Harry, al tiempo que se refugia cada vez más en los libros. Harry tiene una visión pesimista de la vida, y se presenta como un “cínico”, pero el amplio criterio de ambos no los hace enemistarse, sino compartir puntos de vista y dialogar con libertad. En esta parte de la historia, muy acorde con el momento de la vida en que un ser humano desarrolla el juicio, Bella también se enfrenta a la desilusión. Al ver la desigualdad y conocer por primera vez la pobreza, la joven intenta dar el dinero de Duncan para los necesitados, pero es estafada por un par de marineros. Esta decepción afecta gravemente el ánimo de Bella, quien ya de por sí estaba desencantada del carácter controlador de Duncan. Tras la pérdida del dinero, ambos son expulsados del crucero y consiguen llegar a París. Las circunstancias hacen que Bella conozca a Madame Swiney, dueña de un prostíbulo, y entonces toma una decisión sin muchos miramientos: necesita sexo y dinero, por lo que elige trabajar en dicho burdel. El arrogante Duncan no tolera el hecho de haber sido rechazado y que Bella se acueste con otros hombres. Ante dicho escenario, pierde el juicio.

En esta etapa, Bella es económicamente independiente, además de que se vuelve experimentada en el conocimiento de su sexualidad y de la diversidad de fetiches de distintos hombres. Al mismo tiempo, hace amistad con Toinette, una chica negra socialista y bisexual (¿cuántos años tardó Occidente en ponerlo con naturalidad en pantalla?) con quien además de una estrecha amistad, también disfruta de vez en cuando de encuentros sexuales sin que haya reproches, celos o toxicidad. Una clara muestra de que las relaciones sexoafectivas sin ataduras y con responsabilidad son posibles.

La opresión patriarcal

Bella ha alcanzado la madurez en su vida. Tiene estabilidad económica y sus principales necesidades se encuentran satisfechas; no obstante, Godwin se encuentra desahuciado, por lo que manda a Max a buscarla. En este nuevo encuentro, el científico le dice finalmente la verdad sobre su origen. Una decepción más para Bella: la mentira de su “creador”. Además, en esta vuelta a casa, Bella descubre que los científicos no tuvieron suficiente con haber aplicado la ciencia en el acto insensible y egoísta de crearla; lo han hecho con una segunda joven. “Monstruos”, los llama.

Para este momento de la historia, Bella habla con total fluidez y elocuencia. Sus experiencias en el mundo y su inteligencia alimentada por libros y diálogos con otras personas la han dotado de un nivel superior de conciencia. Así como lo había prometido antes de marcharse con Duncan, Bella acepta contraer matrimonio con Max, quien siempre cuidó de ella y respetó la libertad de sus decisiones. No obstante, en el momento de la boda hace nuevamente aparición Duncan, acompañado por otro de los personajes que encarnan el machismo y la toxicidad por excelencia: el general Alfie. 

Bella accede a volver con él con el pretexto de resarcir el daño por haberse ido, cuando en realidad busca conocer su pasado y la razón por la que intentó cometer suicidio. No tarda en descubrirlo, por supuesto. Alfie es un controlador, igual que Duncan. Pero el machismo y la violencia de Alfie se multiplican por su mentalidad militar a través de la cual concibe la persona de Bella (Victoria, en su vida anterior) como un territorio, una posesión, y la retiene únicamente para satisfacer su sed de poder. Para hacerlo más evidente, Alfie busca someterla a un procedimiento para mutilar sus genitales y privarla del placer. Ante este escenario, comprendemos la inclinación de Verónica por el suicidio, pero sabemos que esa no es la solución. Bella nos muestra la reacción lógica: se rebela y termina por herirlo de muerte.

La vida ideal

Luego de haber experimentado la diversidad del mundo y probado una muestra sustanciosa de la humanidad, ¿qué hacer ahora? ¿Cuál es la vida ideal que ha de perseguir un ser humano con salud, estabilidad económica y libertad? 

Su decisión final es acorde con su origen y con las experiencias que ha vivido. Decide finalmente volver a casa, contraer matrimonio con Max y criar a Felicity como una chica normal, inteligente y totalmente capaz de desarrollar su criterio tanto como la propia Bella. 

En la escena final, los roles se han revertido y ahora es el hombre quien atiende a las mujeres. Bella ha invitado a su amiga Toinette a vivir con ella, librándola de la necesidad económica de trabajar en la prostitución. La vida ideal para Bella es mantenerse con sus seres queridos y seguir alimentando su intelecto: Bella no dejó de tener un libro entre sus manos, símbolo de la libertad intelectual y económica para tener el tiempo de dedicarse a estudiar.

“Pobres criaturas” no es una relectura forzada de la criatura alienada que sufre en su paso por el mundo. Es una manera de entender el potencial y la naturaleza de nuestra humanidad. Es una crítica al machismo, pero también a cualquier forma de opresión hacia el intelecto y el cuerpo de un ser humano. En nuestro paso por este mundo, como criaturas condenadas a ser libres, ¿qué dinámicas aceptamos perpetuar? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a permitir abusos y hasta qué punto tenemos el valor para ir en contra de lo establecido? 

El monstruo vive. ¡El monstruo piensa!


Género: Fantasía Científica, Comedia y Aventuras.

Nombre: Poor things

(Escocia 1992, 352 páginas)

Nombre: Poor things

(Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda 2023, 141 minutos)

Emma Stone

Bella Baxter

Mark Ruffalo

Duncan Wedderburn

Willem Dafoe

Dr. Godwin Baxter

Ramy Youssef

Max McCandles

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