El mito de la mandrágora
La oscura herencia
del cine
Una mujer joven camina descalza entre los árboles de una región boscosa. Su cuerpo está cubierto por enormes pétalos tersos. Es primavera, los pájaros cantan y los rayos del sol se filtran entre el espeso follaje. Un hombre desprevenido percibe una fragancia dulce, exquisita. Se adentra en la maleza, atraído por aquel aroma embriagante. Entre las ramas, observa a la joven, quien abre sus pétalos para recibirlo. El hombre se desnuda, privado de su juicio, y las flores lo engullen imperturbables para luego cerrarse en silencio.
Esta es una de las muchas representaciones de la leyenda de la mandrágora, reconocida en el folklor de distintas culturas como un demonio, un amuleto, una criatura con conciencia propia, una planta mágica, etcétera. En este breve artículo, repasaremos algunas de las representaciones más famosas, sus atribuciones mágicas y también los datos científicos de la raíz en la vida real. Asómate.

Folklor germano
En la tradición germánica medieval, se pensaba que la raíz de la mandrágora (mandragora officinarum) era producida por el semen que arrojaban sobre la tierra los ejecutados en la horca, durante los últimos espasmos del cuerpo antes de morir. Gran parte de la carga simbólica que se le atribuye a esta planta, que existe en la vida real, se debe a su aspecto, pues es común que presente raíces largas que pueden coincidir con el aspecto humano: dos raíces paralelas en la parte superior unidas por un “torso” a otras dos extremidades a veces bifurcadas en la parte inferior. Desde la antigüedad, a dicha raíz se le han atribuido poderes alucinógenos, analgésicos y afrodisiacos. Desde entonces, ha sido material imaginario para la literatura, el cine, la pintura, el teatro o la música.

Por supuesto, no existe una sola versión de la leyenda. Hay variaciones en las que, en lugar de surgir del semen, su generación es a partir de sangre. Hemos de recordar los cuentos de los hermanos Grimm, quienes se encargaron de recopilar, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XIX, los relatos del folklor germano en la tradición oral. En estas historias, hay elementos simbólicos que hacen alusión a la sexualidad o a elementos escatológicos y, muchas veces, el color rojo, las frutas o las flores remiten a la fertilidad, la pasión, la primavera, la reproducción y el deseo. Por tanto, la mandrágora, al tratarse de una planta que produce flor y fruto, cumple con todas estas cualidades y asociaciones dentro de las leyendas que la mencionan.

En el folklor de esta región también se creía que las brujas se masturbaban con la raíz de la mandrágora y, como producto de dicha inseminación, nacía una criatura malvada, sin compasión ni sentimientos, que podía hacer que los hombres actuaran a su antojo, haciéndolos caer en la ruina y la desesperación. Por supuesto, estas historias tradicionales tenían un objetivo moralizante, y se valían de elementos mágicos para que las personas temieran un castigo divino si no actuaban de acuerdo con las normas sociales.
Representaciones en el cine y la literatura
El llanto enloquecedor
La representación más común de la mandrágora como criatura mitológica es la de una raíz con forma humana que, al momento de ser extraída de la tierra, emite un chillido tan fuerte que puede matar a una persona. Aparece en Harry Potter y la cámara secreta, cuando la profesora Sprout le enseña a los estudiantes de segundo año de Herbología cómo trasplantar mandrágoras jóvenes. En la película, se observa que los estudiantes utilizan orejeras para poder trasplantarlas. Como se trata de especímenes aún jóvenes, su chillido únicamente provoca el desmayo en quien la escucha, como sucede con Longbottom; no obstante, el chillido de una mandrágora adulta sería letal para un ser humano. En el universo de esta saga, la raíz se emplea, entre otros usos, para elaborar el filtro restaurativo de mandrágora, una poción que devuelve a su estado original a personas encantadas o transformadas. En Harry Potter y la cámara secreta, la poción se utiliza para curar a quienes fueron petrificados por el basilisco. El profesor Snape es quien prepara la poción con las mandrágoras cultivadas por la profesora Sprout.

Fuera del universo de Harry Potter, pero referente al chillido de la mandrágora, había una creencia medieval en que se empleaban perros para desenterrar a estas criaturas. La práctica dictaba amarrar la planta al extremo de una cuerda y un perro al otro extremo. Posteriormente, se atraía al perro desde la distancia con comida y, cuando éste echaba a correr, arrancaba la raíz de la tierra. La mandrágora entonces chillaba y, generalmente, el perro moría. Luego, la persona debía protegerse los oídos con cera para poder acercarse a la mandrágora desenterrada.

El laberinto del fauno
Otra de las representaciones célebres de la mandrágora en el cine es, sin duda, su aparición en la película El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006). En ella, el propio fauno la describe como “una planta que soñaba con ser humana”, y se la entrega a Ofelia, la protagonista, para que la coloque debajo de la cama de su madre embarazada, con el propósito de curar sus dolores. El fauno le dice que debe poner la mandrágora en un cuenco con leche fresca y alimentarla con dos gotas de sangre cada mañana (observamos de nuevo los elementos clásicos y simbólicos del folklor). Así lo hace Ofelia hasta que, un día, Vidal, el capitán de la policía armada, descubre la mandrágora y la aplasta. Carmen, madre de Ofelia, termina por arrojar la criatura al fuego y le dice a la niña que la vida es dura y que la magia no existe. En ese momento, la mujer sufre un fuerte dolor en el vientre. El bebé logra nacer, pero Carmen sucumbe en el momento del parto.

Mujer flor
La representación de la mandrágora, además de una raíz antropomorfa, también se muestra como una mujer envuelta en pétalos de flor. Este monstruo mitológico es conocido como Alraune (mandrágora en alemán). Así como en el inicio del artículo, se dice que la criatura expele un aroma dulce (conocido como néctar de Alraune) para atraer a los hombres, mantener relaciones sexuales con ellos, extraer su semen para reproducirse y terminar por devorarlos. Se dice que existen unas criaturas llamadas “abejas mieleras” que atacan a Alraune para obtener dicho néctar. En la temporada de invierno, Alraune cierra sus pétalos y no vuelve a abrirlos hasta la primavera. Esta representación es frecuente en videojuegos, ánime, caricaturas y series de televisión, con distintas adaptaciones físicas y también con variaciones respecto a su generación y propósitos narrativos.
Novela Alraune (1911), de Hanns Heinz Ewers
En 1911, el escritor alemán Hanns Heinz Ewers publicó la novela Alraune (mandrágora, en alemán), donde recupera el mito de la criatura tradicional pero realiza una adaptación personal actualizada en donde un científico, el profesor Jakob ten Brinken, es quien realiza una inseminación artificial en un laboratorio a partir de una sexoservidora y el semen de un asesino ahorcado. Así como en la leyenda folklórica, se gesta una niña “sin alma”, alguien que no presenta ningún sentimiento de amor ni misericordia, y que es adoptada por el profesor. La niña sufre de sexualidad obsesiva y relaciones perversas. Al descubrir sobre su origen no natural, se venga del profesor. Por supuesto, esta novela remite a historias como Frankenstein (Mary Shelley, 1818), que presentan el debate de los límites humanos por la creación y la perversión cuando se trata de jugar a ser dios. En ambos casos, el resultado de intentar manipular la naturaleza con fines egoístas, sin la finalidad de alcanzar un bien común o ayudar a una criatura, sino el simple capricho de demostrar que se puede manipular la vida, genera criaturas perversas. Así, en diversas historias obtenemos como resultado la catástrofe tanto del individuo como de las personas con las que convive.

Qué dice la ciencia
La planta mandrágora es un género que pertenece a la familia de las solanáceas (de entre otras 2,500 especies de esta familia, entre las que se encuentran tomates, papas, chiles, berenjenas, pimentones, tabaco, petunias, entre otros), y son especies nativas de Eurasia. Presentan raíces largas, a veces bifurcadas, que es lo que les brinda su característica apariencia, en ocasiones similar a un cuerpo humano. Tiene un gran contenido de alcaloides que le brindan una propiedad alucinógena. En medicina tradicional, también suele ocuparse por sus efectos afrodisiacos, sedantes y analgésicos, debido principalmente a la atropina como principio activo; no obstante, es una planta altamente tóxica que puede incluso provocar la muerte si se ingiere indiscriminadamente. La mandragora officinarum puede producir reacciones como mareos o dificultad para respirar si se manipula sin protección, con el simple contacto de la piel.

La mandrágora ha visitado el imaginario de distintas regiones del mundo y, en la actualidad, la gran carga simbólica que se le ha atribuido ha dado pie a la comercialización de una gran cantidad de productos como jabones, loción, “agua espiritual”, aceite o mezclas para té. Es necesario tener cuidado ante la charlatanería, pues una verdadera mandrágora puede hacernos caer en el sueño eterno con apenas unas gotas de su esencia. Si tienes la fortuna de sostener una entre tus manos sin ceder ante su chillido letal, sólo no olvides alimentarla con dos gotas de sangre cada mañana, o atente a las consecuencias.










Fuentes
Coldwell, Mary. (2015). La mandrágora: la manzana de Satán que cura y mata. BBC. https://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/07/150715_mandragora_fatales_saludables_finde_dv
González Hernando, Irene y Hernández Pérez, Azucena. (2013) «Mandrágora», Base de datos digital de iconografía medieval. Universidad Complutense de Madrid. https://www.ucm.es/bdiconografiamedieval/la-mandragora





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